El niños y jóvenes de hoy deben ser gestores de una sana convivencia en la cual puedan ejercer su liderazgo espiritual y comprender que si cumplimos nuestros deberes tendremos lluvia de derechos, respetando la diferencia; igualmente deben ser personas con conocimientos tecnológicos, científicos, económicos y políticos, educados en el marco de la formación integral; amantes de practicar constantemente el deporte; críticos a la hora de manejar la información; capaces de potencializar sus capacidades artísticas y sociales aplicando siempre la espiritualidad con el fin de humanizar sus acciones. Cabe anotar aquí que a través de la historia se ha comprobado que la ciencia del arte y el deporte traspasan barreras, acercan culturas mejorando los intercambios económicos, políticos y sociales entre razas, naciones y pueblos. Haciendo deporte se hace paz, tolerancia, generosidad, respeto, disciplina, salud, interdependencia, se educa la obediencia, es decir, se forja la paz mundial. Al mundo entero le está haciendo falta el liderazgo afectivo y efectivo que rompa barreras de odio, de irrespeto, de falta de amor y sentido por la vida y la dignidad humana. Estas, entre otras tantas cualidades los destacarán.

En este siglo estamos llamados a entender que una reflexión interna conectada con nuestro cerebro será muy eficiente para lanzarnos al mundo y comprender la dimensión del mismo, no solo contemplando sino también accionando.

El hombre útil para el Siglo XXI es un hombre que sabe que el papel fundamental de la transparencia espiritual consiste en no hacer daño, no discriminar, no hacer tráfico de influencias, ni de armas, el líder espiritual busca permanentemente construir canales de comunicación que fecunden y produzcan acciones de paz, en pocas palabras, busca ser el mejor para bien de los demás.

A todo esto agrego que para conseguir la felicidad es necesario que el hombre este en permanente contacto con Dios, si el hombre se mentaliza en imitar a Cristo y lo toma como punto de referencia para su vida, siempre será exitoso.